Ser un servidor del altar o monaguillo es una oportunidad para que los jóvenes sirvan a los demás, crezcan en respeto y reverencia por las cosas de Dios, y se vuelvan atentos a que Jesús hable en sus corazones.
Un Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión es un laico católico que ayuda en la distribución de la Sagrada Comunión, ya sea durante la Misa, o después, como a las personas confinadas en sus casas.
La música litúrgica es un arte puesto al servicio de la oración comunitaria. “La música debe ayudar a los creyentes congregados a expresar y compartir el don de la fe que se encuentra dentro de ellos y a alimentar y fortalecer su compromiso interior de fe. Debe realzar las lecturas para que éstas puedan hablar a la asamblea de forma más efectiva y completa. La calidad de gozo y entusiasmo que la música proporciona al culto comunitario no puede ser obtenida de ninguna otra forma. Esta imparte un sentido de unidad a la Asamblea y provee el tono apropiado para una celebración en particular.
La función del cantor es dirigir y animar a la congregación a cantar. A menudo, el cantor tiene la tarea especial de unir a todos los presentes en la proclamación de la palabra de Dios a través del salmo. El cantor también puede enseñar música nueva a la congregación. Los cantores también sirven como líderes de la música litúrgica en los funerales y otros rituales sacramentales.
Los Ujieres y los Ministros de Bienvenida son llamados Ministros de Hospitalidad. A ellos se les confía promover un sentido de bienvenida y pertenencia a todos los fieles reunidos para el culto. Ellos son el primer punto de contacto para la celebración comunal de la Liturgia, y por eso, deben tomar medidas especiales para ser vivos representantes de la Declaración de la Misión Parroquial.
Los Ministros de Hospitalidad ministran a la comunidad entera en un modo muy activo. Liberando a cada persona de sus propios impedimentos personales para la Misa, por medio de una atmósfera de bienvenida, los ministros de hospitalidad desempeñan un papel activo habilitando a cada persona para llegar a una expresión más libre de Dios en la Liturgia.